A medida que lxs hijos crecen también crece en ellos la búsqueda o la incertidumbre sobre su futuro. Futuro impuesto culturalmente hacia un modelo de sociedad con inclusión a un sistema, que permanentemente nos impulsa a sobrevivir bajo el paradigma del “vivir mejor”. La publicidad nos dice qué tenemos que comer, vestir y en general qué hay que consumir para “estar mejor” o para ser “feliz y gozar de la vida”.Para incluirnos en este sistema necesitamos trabajar y obtener el dinero que se necesita para ese consumo. Es decir que, lo que compramos, no lo hacemos con dinero, sino con el tiempo que destinamos en trabajar para obtener ese dinero. Es decir que vivimos la mayor parte de nuestra vida para sostener un nivel de consumo que al final es para gastarlo en cosas que muchas veces no necesitamos realmente y que tampoco hace felices. Tiempo que no utilizamos, por ejemplo, en la crianza de nuestrxs hijxs, en leerles un libro o simplemente en jugar con ellxs, sino que lo ponemos al servicio de obtener dinero para poder consumir.